Día 5 – Sábado 20 de junio – Budapest (0km)
Biker Camp es, como dice el nombre, un cámping para moteros y ciclistas en el centro de Budapest.
Fue fundado por Zsolt Vertessy, un motero, que desgraciadamente perdió la vida en un accidente en 2004. Desde entonces su viuda se ocupa del lugar, que ofrece espacio para acampar, lavabos y duchas, una lavadora, cocina, wifi, herramientas y la oportunidad de conocer otros moteros. Está a seis paradas de metro del centro de la ciudad y es un lugar fantástico donde pasar unos días.
Llegué sobre las seis y media de la tarde y la propietaria me enseñó donde acampar. Hay sitio para unas diez o doce tiendas más las motos, pero solo había otra tienda, que pertenecía a una familia noruega que están haciendo un viaje en bici.
Estuve hablando con ellos durante el desayuno y me contaron que se lo llevaron todo en avión hasta Venecia y están volviendo a casa desde allí, haciendo unos 50 o 60 kilómetros cada dia… ¡con dos niños! El pequeño solo tiene siete años. Cuando pienso que la mayoría de personas en España dice que prácticamente no se puede hacer nada con niños…
Tras el desayuno cogí el metro, que está a un par de calles del cámping y me fui a explorar Budapest.
La ciudad tan bonita como esperaba por las historias de toda la gente que conozco que han estado aquí antes que yo, y hoy el tiempo era muy bueno. ¡Incluso demasiado caluroso a ratos!
Me pasé la mañana andando por la ciudad, explorando los lugares más conocidos y haciendo muchas fotos, y a la hora de comer salí de la zona más turística en busca de un lugar decente donde comer. Encontré un pequeño pub donde me sirvieron una comida tradicional húngara completa por 11€: una pasta de paprika muy picante para untar en el pan, una sopa de goulash, pollo a la paprika y nata, ensalada, café, pan tradicional húngaro, un pastel de manzana enorme y una pinta de cerveza local. ¡Delicioso! Subir hasta la ciudadela fue bastante duro después…
Estaba pensando que no había demasiados turistas en la ciudad, hasta que llegué a lo alto de la colina y me encontré de repente con un ejército de turistas japoneses alérgicos al sol, escondidos debajo de sus paraguas y apilándose juntos alrededor de sus respectivios guías, aparentemente temerosos de perderse irremediablemente si se alejaban demasiado solos.
Después pasar bastante rato por allí haciendo más fotos, volví al centro y decidí explorar la parte no turística entre el centro y el lugar donde está el cámping. No muy lejos de donde se concentran los turistas, las calles cambiaban muy rápido y me encontré en una zona de edificios en mal estado, con una proporción muy alta de borrachos, vagabundos y personajes com muy mala pinta.
Metí la cámara en su funda, ya que era lo único que me delataba como turista, ya que la ropa que llevo no es nada llamativa (no puedo llevar mucha variedad) y el pelo corto y la barba que ya tengo parecían ayudar a pasar desapercibido. Me paré en una pequeña frutería a comprar naranjas y manzanas y luego cogí el metro otra vez para hacer las tres últimas paradas, que los pies me estaban matando. Estaba contento de pasar un día andando para variar, pero no sé que es más cansado…
Este ha sido un post más corto que los anteriores, dejaré que las fotos hablen por mí. Por cierto, ya que esto es un blog, y no un álbum, pondré fotos extras en la página de Facebook, así que a alguien le interesa, las puede ver allí.
Os dejo una selección: