Otra ‘best road… in the wooooorrrrld’?

Día 13 – Miércoles 10 de agosto – de Kotor a Shkodër (209.1km)

Hoy era el gran día: ¡Albania! Estaba muy emocionado, había oído muchas cosas sobre el país, la mayoría contradictorias; que era un lugar precioso, pero que las carreteras eran las peores de Europa, que la gente era muy agradable, pero que era el lugar donde terminaban muchos de los vehículos robados en Europa… Pero todo eso tendría que esperar aun un poco. Primero teníamos un día entero por delante para cruzar Montenegro y descubrir grandes contradicciones.

En la agenda del día había una visita al parque nacional de Lovćen para ver el mausoleo de Njegoš, en lo alto de una de las montañas más altas en la zona de la bahía de Kotor, una visita a la ciudad costera de Budva, donde queríamos ver algo llamado ‘mini Montenegro’, un pueblo construido sobre una roca conectada a la costa a través de un estrecho puente, y un largo recorrido siguiendo la orilla sur del lago Skadarsko antes de cruzar la frontera a Albania y pasar la noche en Shkodër, la primera ciudad en el lado Albanés. Un día completo, sin duda.

20160810041018_1El mausoleo de Njegoš está construido en el pico Lovćen, sobre la bahía de Kotor. Njegoš era un noble, obispo y poeta de gran importancia en Montenegro cuya voluntad era ser enterrado en la montaña que había visto toda su vida desde el pueblo de Cetinje, de donde era originario, pero cuando murió en 1851, el mal tiempo y enfrentamientos con los turcos no permitieron a su gente enterrarlo allí. Más de un siglo después, entre 1970 y 1974, el gobierno yugoslavo construyó el mausoleo en la montaña para cumplir su voluntad.

20160810032325La manera más directa de acceder al pico desde Kotor es tomar la carretera P1, que lleva desde el nivel del mar hasta casi 1.600m a través de más de 30 horquillas que nada tienen que envidiar a las del Stelvio, con unas vistas incomparables de la bahía para rematar la experiencia. Eso sí, tampoco es muy buena idea andar distrayéndose con el paisaje, casi no hay protecciones que te separen del borde del precipicio si vas en moto y de vez en cuando un vecino pasa a todo trapo en dirección contraria sin que le importe mucho que haya apenas espacio para que dos coches se crucen en la carretera. Del otro lado de la montaña, la M23 hasta Budva, en la costa, es más rápida, ancha y con unas vistas muy buenas a las montañas. No sé cómo se escriben esos artículos que hablan de ‘las mejores carreteras del mundo’ o cómo seleccionan las carreteras, pero estoy seguro de que es imposible tener en cuenta todas las carreteras del mundo. Bueno, esta es una que debería figurar en una posición alta en cualquier de esas listas, no os la perdáis si venís a Montenegro.

DCIM123GOPROEl mausoleo también vale la pena, se accede a él a por una escalera con más de 400 peldaños a través de un túnel que desemboca en el pico mismo, y contiene una estatua enorme del poeta tallada de un solo bloque de granito y un techo cubierto de oro de verdad.

DCIM123GOPRODCIM123GOPROTras un maravilloso trayecto de bajada llegamos a la ciudad de Budva, un destino turístico costero muy popular por estos lares. No entramos, pues el ‘mini Montegro que queríamos visitar quedaba algo más al sur, pero al menos desde mi punto de vista no parecía el tipo de lugar al que querría ir: grandes hoteles y bloques de apartamentos de mal gusto, y el tráfico de siempre.

Unos pocos kilómetros carretera abajo nos desviamos siguiendo una señal que indicaba ‘Sveti Stefan’, que es el nombre real de lo que habíamos visto anunciado en varias oficinas de turismo y panfletos como ‘mini Montenegro’ y nos encontramos con una calle que supuestamente era de doble sentido pero estaba tan llena de coches aparcados que era casi imposible circular por ella. Al final, ni un solo sitio donde aparcar, ni siquiera una moto, tan solo un aparcamiento privado lleno de coches de lujo donde nos dijeron que costaba 2€ por hora dejar la moto. Cansado de menear la moto con el calor asfixiante que hacía decidí que no íbamos a pasar mas de eso visitando el pueblo, especialmente con la ropa de moto puesta, así que pagamos y aparcamos.

Nada más poner un pie en el puente que conecta la playa con el pueblo oímos una voz detrás nuestro que gritaba: ‘¡Oiga, oiga, no pueden pasar, es privado!’ Me giré y me encontré con un ejemplo de manual de guardia de seguridad privado: alto, cuadrado, cabeza afeitada, gafas de sol, pinganillo, todo el lote vamos, que nos explicó en tono condescendiente que el pueblo era un hotel y que el acceso estaba reservado solo a los huéspedes. Miré el pueblo al final del puente, volví a mirar al guarda y le pregunté: ‘¿Todo el pueblo?’ ‘Todo el pueblo’, respondió en un tono que decía: ‘Saca tus sucias botas de mi puente, siervo’.

20160810062304Miramos alrededor y nos dimos cuenta de que el acceso a las playas a ambos lados también estaba controlado por guardias de seguridad, y que todo el mundo llegaba en coches de alta gama o minibuses de lujo directos al aeropuerto, vistiendo ropa y accesorios que debían costar más que mi moto. ‘Pues que jodan a los ricos’, pensé, sacamos la moto del aparcamiento y nos largamos de allí tan rápido como el tráfico nos permitió.

Ya era bien pasado el mediodía y la temperatura se estaba volviendo insoportable, así que nos dirigimos rápido hacia el interior en busca de la carretera que bordea la orilla sur del lago Skadarsko y de un lugar fresco para parar y comer. Entre el tráfico, el calor y la decepción de Sveti Stefan iba yo pensando que si oía las palabras ‘playa’ y ‘vacaciones’ en la misma frase antes de 2030, me divorciaba.

20160810080722Por suerte la carretera a lo largo del lago era muy agradable y encontramos un rincón a la sombra bajo los árboles de un pequeño memorial de la guerra donde comimos, de modo que mi humor no tardó en mejorar.

20160810083247Según el mapa esta era la segunda carretera principal al sur del lago para llegar a la frontera después de la de la costa, pero estaba lejos de parecerlo. Era poco más que una pista asfaltada, a penas lo suficientemente ancha para dos coches, que unía los pequeños pueblos del lago, y el lugar estaba en las antípodas de Budva; estábamos en el Montenegro profundo y yo lo estaba pasando en grande.

20160810080742Al girar la última curva de la carretera dejamos el lago atrás y a nuestros pies apareció Albania, a tan solo unos kilómetros montaña abajo. Esta vez no había paso fronterizo pequeño en alguna carretera secundaria y nos unimos a la carretera que venía de la costa esperando encontrar largas colas para dejar Montenegro y largas colas para entrar en Albania. Había bastantes coches, autocares y autocaravanas, pero dos cosas nos facilitaron mucho el proceso: este era, según un cartel que lucía orgulloso en la pared del edificio, el primer paso fronterizo conjunto de los Balcanes occidentales, construido con la ayuda de la UE, de modo que nos ahorramos el doble proceso de salida-entrada, y además nos indicaron que pasáramos por la entrada de peatones, donde ya había otra moto enseñando pasaportes, así que nos ahorramos la cola.

DCIM123GOPROUna vez en el otro lado, paramos a comprar un seguro para la moto, pues había leído que Albania no entra en la mayoría de pólizas Europeas, pero el chico que nos atendió en una de las muchas casetas que ofrecían seguros comprobó nuestra carta verde y nos dijo que sí teníamos cobertura. ¡Genial!

20160810105005El tráfico y la carretera hasta Shkodër no eran peores de lo que había visto en otros lugares dfe Europa del este, con carros y otros vehículos cuanto menos curiosos compartiendo la vía con los coches, buses y camiones

DCIM123GOPROEncontramos nuestro hotel, más por casualidad que gracias al GPS, y nos sorprendió ver que tenía un garaje vigilado con cámaras y una habitación que, aparte de enorme, era mucho más lujosa de lo que uno podría esperar por estos precios. Tras una ducha nos fuimos al centro a cambiar dinero, buscar una pegatina para la moto y tomar una cerveza para celebrar nuestra llegada a un nuevo país.

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La bahía de Kotor

Día 12 – Martes 9 de agosto – Bahía de Kotor (0km)

Tras haber visitado el casco antiguo y las murallas el día anterior, hoy decidimos hacer un tour en barca para ver toda la bahía desde al agua (mucho más agradable que las vistas desde la moto mientras estábamos en pleno atasco) y que nos llevó también a mar abierto, con una parada a mediodía en una playa precisa donde nos dimos un baño y comimos al lado del mar y luego a una cueva en los acantilados llamada la cueva azul.

20160809033539201608090713232016080909225520160809094522Fue una buena experiencia, a pesar de que el mar estaba demasiado picado para permitir a la barca parar el tiempo suficiente para nadar en la cueva y de que en el trayecto de vuelta no nos dio tiempo a visitar Nuestra Señora de las rocas, una iglesia construida en una pequeña isla frente a la costa en el pueblo de Perast. Al menos la visita a Perast valió la pena, y el hombre de la barca nos ofreció un trayecto gratis al día siguiente para ver la iglesia, pero ya teníamos reservado alojamiento en Albania, así que tenemos una excusa para volver aquí algún día.

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No te fíes de las primeras impresiones

Día 11 – Lunes 8 de agosto – de Dubrovnik a Kotor (107,1km)

Hoy me levanté con la emoción de cruzar una frontera a un país en el que nunca había estado: Montenegro.

Cargamos la moto, que como he contado en el post anterior estaba en el aparcamiento de un centro comercial, y cuando bajamos por la rampa que daba a la calle vimos que, a diferencia del fin de semana, la barrera estaba bajada y había un vigilante en la cabina. Había visto un cartel que especificaba los precios por hora y lo más preocupante, el precio a pagar en caso de pérdida del ticket y no tenía intención alguna de pagar eso, así que cuando vimos que el vigilante estaba ocupado cobrando al conductor de un coche aprovechamos el momento y nos colamos por el hueco entre la barrera y la pared y salimos disparados calle abajo. Estaremos en la frontera antes de que se enteren, Joe.

20160808025014Y efectivamente llegamos a la frontera rápido tras una visita al fuerte para hacer una foto panorámica de la ciudad. Anticipando largas colas de nuevo nos habíamos puesto en camino temprano y habíamos tomado una carretera más al sur de la principal que seguía la costa para evitar el tráfico. No estábamos seguros si habría un paso fronterizo allí o si estaría abierto. No había coches en la carretera, que era realmente bonita, descendiendo suavemente hacia el mar por las laderas que dan al Adriático. Tras disfrutar de la carretera un rato encontramos la frontera croata, con solo dos coches esperando, y nos dejaron pasar muy rápido.

Dos curvas más abajo encontramos la frontera de Montenegro, donde había tres coches esperando, pero la policía se tomaba las cosas con mucha más calma, recogiendo los pasaportes de cada coche, llevándoselos al edificio y volviendo al cabo de un buen rato. Esperamos pacientemente al, con la temperatura en aumento a medida que avanzaba el día, hasta que al final nos dejaron pasar y llegamos a la primera población importante del otro lado, Herzeg Novi, diez minutos después de unirnos al tráfico que llegaba de Croacia por la carretera principal. En la primera gasolinera que encontramos compramos una pegatina para la moto (la Susi no tiene esta).

20160808041713Estábamos a la entrada de uno de los lugares más bonitos y únicos del Adriático: la bahía de Kotor, una intrincada bahía rodeada de montañas que superan los 1000m sobre el nivel del mar y que constituye lo que puede ser el único fiord en la zona del Mediterráneo. A lo largo de la costa ondeante, más de 100km de una carretera que tenía muchas ganas de hacer.

Desgraciadamente, al contrario que con otras carreteras que me han creado grandes expectativas, esta resultó ser algo decepcionante… la carretera está muy bien, pero es una vía princiopal que en esta época del año tiene mucho tráfico. Pasamos todo el viaje detrás de coches lentos o directamente parados cada vez que la carretera atravesaba una población, había un flujo constante de vehículos en el otro sentido y era demasiado estrecha para intentar circular entre los dos sentidos como hicimos en la frontera en Bosnia. Para cuando llegamos a Kotor, donde el tráfico estaba en su peor momento, y giramos para buscar el apartamento, me alegré de no tener que hacer la carretera entera. Hay un ferry que cruza la bahía en su parte más estrecha y ahorra más o menos la mitad del recorrido, pero no lo usamos porque había leído que la carretera valía la pena. Si venís aquí en plena temporada turística de verano, yo cogería el ferry.

El apartamento estaba colgado de la ladera con unas vistas imponentes de la bahía, el casco antiguo de Kotor y la fortaleza con su muralla. Para llegar hasta él tuve que subir por unas calles de las más empinadas que he visto jamás (y los que sepan donde vivía antes pueden dar fe de cómo eran las calles allí). Esta era la primera toma de contacto de Nat con la arquitectura de la Europa del este más profunda: caótica, gris, funcional, a veces sin terminar… y no se llevó muy buena impresión.

2016080810222520160808102503Solamente tras ver el apartamento, que era el mejor que habíamos encontrado hasta el momento, y dar una vuelta por la tarde en el centro histórico medieval perfectamente conservado empezó a tener una opinión más positiva de Montenegro. Hay que decir que el calor y los atascos no habían ayudado, así que para compensar nos dimos un baño en la playa de la ciudad, cuyas aguas eran increíblemente transparentes para una playa que está justo al lado de un puerto donde amarran grandes cruceros.

2016080811255620160808115859Con el sol y la temperatura ya más bajos nos atrevimos a hacer una visita a las murallas y la fortaleza, una impresionante muestra de arquitectura medieval que protegía la ciudad de ataques desde la montaña. La muralla se aferra casi en vertical a la montaña tras la ciudad, culminando en una fortaleza con una vista que domina la ciudad debajo, la bahía delante y las montañas detrás.

20160808132406Incluso a una hora tardía, con el sol ya tras las montañas, la temperatura era alta, y llegamos arriba empapados en sudor y agotados, pero las vistas valían sin duda la pena.

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