Dos caminos se bifurcaban en una polvorienta gasolinera kazaja

y yo, yo tomé el menos transitado.

Martin, un chico de la República Checa con quien había estado compartiendo ruta desde Volgogrado, tomó el otro camino en la polvorienta gasolinera kazaja y se fue camino de Uzbekistán, Tayikistán y Kirguizistán siguiendo la Ruta de la Seda a través de las montañas Pamir. Me ofreció unirme a él, pero no tenía los visados necesarios para esa ruta, así que nuestros caminos se separaron allí.

 La carretera estaba en tan mal estado que un par de horas más tarde la vibración había hecho que perdiera los tornillos que aguantaban el protector de cadena, la cúpula y el soporte del GPS.

Un centenar de kilómetros más adelante la cosa empeoró tanto que abollé la llanta trasera de manera que ya no mantenía el aire del neumático. Estaba tirado en medio de la nada con una rueda imposible de reparar.

Al final conseguí volver a la ciudad rusa de Astrakhan, donde me las apañé para encontrar a alguien que me ayudó a reparar la rueda para poder continuar el viaje, pero había perdido una semana y usado la única entrada que me permitía el visado a Kazajistán, así que ahí se terminaba la cosa; mi plan de llegar hasta Mongolia había fracasado.

Me juré que volvería algún día y haría la ruta por la carretera Transpamir, que parecía un camino mucho más interesante que atravesar las interminables extensiones de desierto en Kazajistán. Hace 6 años de eso y han pasado muchas cosas en ese tiempo:

Retiré mi fiel V-Strom y la sustituí por una Super Ténéré con la que solo tuve tiempo de hacer Normandía antes de que me la robaran.

Puse la V-Strom a trabajar otra vez hasta poder ahorrar suficiente dinero para una Africa Twin nueva, que a mis ojos era la moto ideal para conquistar las montañas Pamir. Cuado finalmente llegó, la puse de inmediato a cumplir con viajes a los Balcanes, Marruecos y los Alpes, y muchas rutas por tierra cercanas que me hicieron ver lo poco preparado que estaba cuando me puse en camino a Mongolia.

Hubo otras cosas que requerían mi atención además de viajar, como un poco de bricolaje doméstico,

y la triste muerte de mi querida V-Strom.

Ahora por fin ha llegado el momento y, en menos de una semana, nos (sí, en plural) pondremos en camino hacia las montañas Pamir!

Dentro de poco os contar más!