Un viejo ferry y un país joven

Día 16 – Sábado 13 de agosto – De Shkodër a Prizren (140km)

El lago de Koman no es un lago natural sino una pantano con por lo menos dos paredes y centrales hidroeléctricas. Tras su construcción un enorme valle quedó inundado y se estableció un servicio de ferry para los pueblos de la zona. Es importante poner esto en perspectiva: estamos hablando de Albania, de modo que cuando digo ‘pueblos’ digo una o dos casas como mucho, y el ferry era una experiencia de verla para creerla.

20160813035453Habíamos visto que solo había un ferry por día hasta Fierzë, que salía a las 9:00, y llegamos a Koman con 20 minutos de margen. La carretera hasta allí era del estilo de la del parque natural el día anterior, pero al menos esta vez no se convirtió en una pista sin avisar, aunque en algunos tramos estaba en tan mal estado que lo parecía. Al pie de la presa de Koman se metía en un túnel excavado en la roca que según el mapa daba al pantano y al embarcadero del ferry. Justo antes del final del túnel vimos coches parados y una furgoneta que estaba bloqueando la salida al embarcadero y parecía estar descargando pasajeros, así que paramos a esperar que terminase.

Antes de que tuviera tiempo de ira a echar un vistazo fuera del túnel un chico que parecía trabajar para el ferry se nos acercó y nos preguntó si teníamos una reserva para el trayecto. Ehhh… no, no sabíamos que se podía o se tenía que reservar con antelación, pero viendo que en los aproximadamente cinco minutos que llevábamos allí seis o siete coches más habían llegado y aparcado detrás nuestro en el túnel, empecé a preocuparme por el tema.

DCIM123GOPRO‘No problem, no problem, I find you place, I call you’ dijo, y se fue por donde había venido. La furgoneta había terminado de decargar gente pero seguía parada en el mismo sitio, así que decidí ir al embarcadero a ver cómo estaba el tema.

DCIM123GOPROSalí del túnel y me encontré en medio del caos más absoluto. El embarcadero era minúsculo y había mas de una docena de coches y furgonetas con familias enteras y hasta animales aparcados sin orden alguno, apuntando en todas direcciones y ocupando cada centímetro de espacio disponible, era como un juego de Tetris que había terminado muy, muy mal. En el agua había un ferry de pasajero y dos de coches, aún medio llenos de vehículos que querían desembarcar pero no podían porque no había espacio para salir, y yo de pie en medio de todo esto contemplando la escena con la ropa de moto y comiendo un plátano que acabábamos de comprar a un vendedor ambulante a precio de oro. Mi aspecto no podía estar más fuera de lugar.

En lo que solo puedo describir como una combinación alucinante de unos de esos rompecabezas de fichas deslizables que tienen siempre un solo hueco pero a tamaño real y unos dotes logísticos incomparables, los trabajadores del ferry, moviendo un coche a la vez en huecos que parecían crear de la nada, consiguieron descargar los coches de ferry y hacerlos pasar por el túnel, algunos marcha atrás, cosa que tiene mérito considerando que el túnel era largo, en bajada y con curvas, y empezaron a embarcar los coches que estaban esperando.

El embarcadero era muy básico, la rampa del ferry muy estrecha y había un hueco considerable entre ambos que algunos hombres intentaban cubrir con un cabo de amarre viejo. Los coches encajaban parachoques contra parachoques, y el personal llegó incluso a levantar un VW de la parte trasera para para acercarlo más a la barandilla y hacer espacio para el último coche, que quedó de lado y con una rueda en la rampa.

La mayoría del pasaje eran de la zona y parecían acostumbrados al proceso, pero este último coche pertenecía a una pareja de suizos de cierta edad que casi sufren un infarto intentando subirlo abordo.

Una vez completada la operación el chico de antes vino a buscarme corriendo y me dijo que había un hueco para la moto. Miré y solo quedaba un rincón al lado de la rampa. El anciano motor diésel del ferry ya empezaba a toser, y me apremió a que fuese a por la moto. El corredor había desaparecido, el espacio que habían hecho para descargar los coches ya había sido ocupado por más coches que no paraban de llegar, y tuve que pasar entre parachoques y retrovisores, bajar tras un utilitario, rodearlo y subir por delante suyo, pasar por encima de un amarre con la rueda patinando y cinco tíos aguantando la moto, bajar por la rampa resbaladiza y encajar la moto de lado en la cubierta de madera entre el poste que aguantaba los cables que izaban la rampa y el VW. La cubierta no era plana, así que no había manera de dejar la moto con la pata de cabra sin que se cayera encima del VW, y no había sitio ya para tirar de ella hacia atrás y ponerla sobre el caballete central. El chico que me estaba ayudando a aguantarla de pie me indicó que la atara al poste de la rampa, pero no me dio ningún cabo. El ferry ya estaba empezando a maniobrar y alejarse del embarcadero, así que me quedé solo deshaciendo una de las cintas que aguantaba el petate en la parrilla trasera y atando la moto al poste mientras hacía fuerza contra ella con el cuerpo para mantenerla de pie y evitar que me aplastara contra el VW.

Con la moto aparentemente segura pero demasiado cerca del borde de la cubierta para mi tranquilidad, subí a la cubierta superior a intentar disfrutar el viaje. Lleno hasta el límite de su capacidad, el ferry empezó a deslizarse laboriosamente por las aguas del lago contra el fuerte viento de la mañana, con la línea de flotación inquietantemente cerca del borde de la cubierta. No había salvavidas ni flotadores, y el barco parecía estar construido con cachos de chatarra y piezas de camiones viejos. Toda una experiencia.

El puerto en Fierzë, al que llegamos tras más de tres horas de un trayecto que poco tenía que envidiar a un crucero por los fiordos noruegos, tenía mucho más espacio, pero para ser honestos no podía considerarse un puerto. El ferry simplemente llegaba, se acercaba lo máximo posible a la orilla y bajaba la rampa sobre una subida de gravilla y piedras.

20160813065815Los coches salieron como podían, con las ruedas patinando y los del ferry empujando, y luego le tocó el turno a la moto, que salió empujando marcha atrás orilla arriba.

Aliviados de haber llegado a destino de una pieza, salimos del puerto y paramos en el primer restaurante que encontramos, donde un camarero muy amable nos ofreció medio kilo de pescado fresco del lago. Un merecido banquete para celebrar la experiencia.

20160813085731Del puerto a la frontera la carretera era excelente, y llegamos al siguiente país en un momento.

Hace unos cuantos posts dije que siempre hay que prestar atención a los consejos de la gente del lugar cuando se viaja. A menos que, por lo que parece, dicha gente haya dejado el país en busca de una vida mejor. Un muy buen amigo mío trabaja para la UE en Bruselas y cuando le hablamos de nuestra intención de viajar a Kosovo tuvo el detalle de pedir información sobre el país a una colega suya que es de allí. Le dijo que solo había ‘pobreza, miseria y nada que ver’.

Bien, me alegro de poder decir que, al menos en la parte sur del país, el paisaje era precioso, lo pasé en grande en el trayecto desde la frontera en las montañas hasta Prizren, donde íbamos a pasar la noche, y la ciudad en sí fue una agradable sorpresa, con el casco antiguo lleno de vida y bares y restaurantes con terrazas y un sorprendente parecido a Sarajevo.

20160813121155Subimos hasta la fortaleza, desde donde contemplamos una preciosa puesta de sol con música en directo de un grupo que estaba dando un concierto allí, y cenamos en uno de los restaurantes del casco antiguo antes de volver al hostel, donde nos habían proporcionado espacio en un aparcamiento con videovigiliancia gratis.

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Off the road again

Día 15 – Viernes 12 de agosto – De Theth a Shkodër (73km)

El único plan del día era subir por la pista, salir del valle y volver a Shkodër a pasar la noche antes de dirigirnos al lago Koman al día siguiente, así que por primera vez desde hacía tiempo no hacía falta madrugar. Eso no significa, sin embargo, que pudiéramos dormir hasta que nos diese la gana; estábamos en la misma zona horaria que en casa pero mucho más al este, de modo que el sol ya estaba alto y brillante a las 6:00, y nuestra habitación no tenía persiana ni porticones, ni siquiera tenía una ventana que cerrase como es debido, por lo que había pasado la noche debajo de una manta y un nórdico.

Sin otra alternativa que empezar el día temprano, nos tomamos el desayuno con calma y disfrutamos de una cantidad y calidad equiparables a la comida de día anterior, y nos esperamos a que el sol secara un poco la pista. Charlamos con los italianos, que nos contaron que, efectivamente, lo habían pasado fatal para bajar por la pista el día anterior y que también se iban hoy.

2016081202531320160812032308Con la moto cargada, y tras despedirnos de nuestros anfitriones nos pusimos en camino, listos para enfrentarnos a la pista. Me alegro mucho de decir que si estáis esperando una historia emocionante en la que tenemos que empujar la moto a través del barro, recogerla del suelo repetidas veces y, en general lo pasamos fatal, os vais a llevar una decepción. A pesar del barro en algunos puntos, algunos charcos y 4x4s que aparecían demasiado rápido en las curvas, lo pasamos bastante bien durante la subida. De hecho me divertí bastante, y la moto se portó como una campeona, tragándose piedras, baches, grava, barro y charcos sin inmutarse. Hasta tuvimos tiempo de ir parando para contemplar las preciosas vistas del valle.

201608120520172016081205474420160812060631De vuelta en Shkodër volvimos al mismo hotel donde habíamos estado dos días antes, salimos a tomar unas cervezas por el centro y nos retiramos temprano; al día siguiente nos levantábamos a las 6:00 para llegar a tiempo de coger el ferry que cruza el lago Koman.

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Los Alpes Albaneses

Día 14 – Jueves 11 de agosto – de Shkoëder a Theth (72,3km)

El plan del día era ir hacia el norte a Theth, una población en uno de los parques naturales más grandes del país, visitar la zona, quizá hacer alguna excursión y pasar la noche allí. Solo estaba a 70km y según el mapa la carretera debería ser buena; estaba marcada como carretera principal y llevaba al parque natural más importante del norte del país, al fin y al cabo.

Salimos de Shkodër a las 8:00 por la carretera que lleva a Podgorica y unos kilómetros después de dejar la ciudad giramos hacia el norte tras ver una señal que indicaba el parque. La carretera principal se volvió inmediatamente como la que habíamos encontrado en el lago en Montenegro: muy estrecha e irregular, pero al menos no había socavones y había gasolinera en casi todos los pueblos que atravesamos.

20160811034626Ante nosotros se elevaban grandes montañas recortadas contra el cielo de la mañana, dejando claro que estábamos en un parque mucho más salvaje que Plitvice o Lovćen; estas eran el tipo de montañas que estaba acostumbrado a ver en el Pirineo central. La carretera empezó a ganar cada vez más altura y nos sorprendió descubrir que mejoraba; seguía siendo estrecha pero el asfalto era nuevo, todo un placer. Seguimos ascendiendo a través de un valle, adelantando algunas furgonetas viejas cargadas de gente (los autobuses locales) hasta que llegamos al final del valle, donde la carretera se encaramaba por la empinada ladera de la montaña en una serie de horquillas cerradas hasta culminar en un puerto… donde terminaba.

20160811103332Había leído que esto ocurre con frecuencia en Albania; si el mapa dice que hay una carretera, habrá una, pero es imposible saber cómo de ancha será, en que condición estará o si estará asfaltada o no, y a menudo la carretera se termina y lo único que hay es una pista como la que encontramos 11km antes de llegar a Theth, nuestro destino. Es de destacar también que solo habíamos visto una señal más tras dejar la carretera principal, anunciando que entrabamos en el parque natural, pero no había caseta de control, centro de información turística ni carteles indicando rutas a pie. Cero infraestructura, solo las montañas, que en este punto ya se parecían más a los Alpes que a los Pirineos.

Un poco más allá del inicio de la pista encontramos una casa de madera que parecía un bar y paramos a preguntar sobre el estado del camino. Aparcados delante había un suizo y un italiano en KTM 990 Adventures que nos preguntaron si teníamos gasolina de sobra. Habían llegado por la misma ruta que nosotros, divirtiéndose de lo lindo, y no habían repostado en la última gasolinera.

Gente del lugar nos dijo que la pista estaba en buen estado, y parecía haber bastante tráfico, si bien era todo 4x4s y furgonetas. Decidimos seguir, y a pesar de que vimos dos o tres turismos, en algunos tramos la pista estaba tan mal que no creo que nadie en Europa occidental se atreviera a meter sus SUVs por ahí. Los de las KTMs se pusieron de pie y se lanzaron a por la pista con gusto, pero yo lo pasé bastante peor con la moto cargada a tope y pasajera para llegar hasta el fondo del siguiente valle, donde se encontraba Theth.

20160811065534A pesar de que los mapas lo indican como pueblo, Theth es poco más que unas cuantas casas desperdigadas sin calles, tiendas, ni servicios, y una pista en mal estado que lo conecta con el resto del mundo. Una de las poblaciones más importantes del parque natural era la definición misma de territorio virgen, como imagino que los Alpes debían ser hace siglos, antes de los turistas, los resorts de esquí y las excursiones con guía.

20160811054908A pesar de todo ello, habíamos encontrado la casa donde íbamos a pasar la noche en Booking.com, y había muchas otras casas de Theth en la web. La nuestra era una casa de campo de piedra de tres pisos donde una familia tenía tres habitaciones en alquiler, y justo tras nuestra llegada el hijo menor, que hablaba algo de inglés, nos presentó toda la familia, incluyendo la abuela, que nos recibió con un abrazo de oso. Era mediodía, y tras preguntar si éramos vegetarianos nos sirvieron una de las mejores comidas que he visto, todos los ingredientes naturales y del lugar. Ir un momento al súper no era una opción allí arriba.

20160811073554Por la tarde fuimos a dar una vuelta al ‘centro’ del pueblo: una caminata por el bosque hasta que encontramos más casas y el río que pasaba por el fondo del valle, y vimos que había una escuela que parecía en uso. Bueno, al menos una aula en la planta baja, ya que el piso superior parecía abandonado y el techo estaba dañado.

20160811104401201608111006412016081110462620160811104804Seguimos andando valle abajo intentando encontrar el camino hacia una cascada que parecía ser una de las atracciones del lugar, pero no había ninguna indicación. Preguntamos a varias personas y nos sorprendió encontrar unos cuantos turistas, hasta que descubrimos que el pueblo es el punto de inicio de muchas rutas de trekking, incluyendo una conocida como Ruta de los picos de los Balcanes, una travesía de 10 días que entra en Kosovo y Montenegro, a tener en cuenta de cara a futuras vacaciones.

Aun buscando el camino a la cascada vimos un cartel que anunciaba el museo local y decidimos ir a visitarlo.

20160811111447Como podéis ver, el acceso estaba adaptado para discapacitados.

20160811112652El edificio del museo tenía dos pisos: en la planta baja había un corral (en uso), y la planta superior alojaba el museo etnográfico, con la exposición dividida en dos salas.

2016081111190220160811112408DCIM123GOPRODCIM123GOPROSaliendo del museo vimos lo que asumimos que eran los curadores, pues no había otro ser vivo a la vista.

20160811112544De vuelta a la ‘calle’ principal encontramos otra casa de huéspedes donde por fin nos explicaron como llegar a la cascada. Caminamos hasta que la tuvimos a la vista, pero se estaba haciendo tarde y no llevábamos linternas para la vuelta, además el cielo se estaba cubriendo y se oían truenos justo detrás de los picos más cercanos, así que decidimos volver, ya que teníamos una buena caminata valle arriba hasta nuestra casa.
La lluvia nos pilló justo cuando pasábamos por la escuela y corrimos a refugiarnos bajo el porche, donde esperamos más de una hora a que pasara el diluvio mientras pensaba en qué íbamos a encontrar la pista para salir del valle al día siguiente.

20160811135359Cuando llegamos a la casa me sorprendió ver una Honda CBF1000 con neumáticos de carretera aparcada al lado de mi moto. Si a mi me había costado llegar hasta aquí, ese tenía que haberlo pasado fatal. Pregunté en la casa y me dijeron que pertenecía a un par de italianos que no sabían que la carretera era como era. No hay ninguna advertencia, y si se busca Theth en Google uno se imagina un pueblecito de montaña típico de un parque natural, así que no creo que los italianos fueran los únicos que habían reservado una habitación en una de las muchas casas disponibles pensando que esto era un destino turístico popular de fácil acceso.

Veremos qué pasa mañana cuando tengamos que volver a subir por la pista para salir del valle.

Otra ‘best road… in the wooooorrrrld’?

Día 13 – Miércoles 10 de agosto – de Kotor a Shkodër (209.1km)

Hoy era el gran día: ¡Albania! Estaba muy emocionado, había oído muchas cosas sobre el país, la mayoría contradictorias; que era un lugar precioso, pero que las carreteras eran las peores de Europa, que la gente era muy agradable, pero que era el lugar donde terminaban muchos de los vehículos robados en Europa… Pero todo eso tendría que esperar aun un poco. Primero teníamos un día entero por delante para cruzar Montenegro y descubrir grandes contradicciones.

En la agenda del día había una visita al parque nacional de Lovćen para ver el mausoleo de Njegoš, en lo alto de una de las montañas más altas en la zona de la bahía de Kotor, una visita a la ciudad costera de Budva, donde queríamos ver algo llamado ‘mini Montenegro’, un pueblo construido sobre una roca conectada a la costa a través de un estrecho puente, y un largo recorrido siguiendo la orilla sur del lago Skadarsko antes de cruzar la frontera a Albania y pasar la noche en Shkodër, la primera ciudad en el lado Albanés. Un día completo, sin duda.

20160810041018_1El mausoleo de Njegoš está construido en el pico Lovćen, sobre la bahía de Kotor. Njegoš era un noble, obispo y poeta de gran importancia en Montenegro cuya voluntad era ser enterrado en la montaña que había visto toda su vida desde el pueblo de Cetinje, de donde era originario, pero cuando murió en 1851, el mal tiempo y enfrentamientos con los turcos no permitieron a su gente enterrarlo allí. Más de un siglo después, entre 1970 y 1974, el gobierno yugoslavo construyó el mausoleo en la montaña para cumplir su voluntad.

20160810032325La manera más directa de acceder al pico desde Kotor es tomar la carretera P1, que lleva desde el nivel del mar hasta casi 1.600m a través de más de 30 horquillas que nada tienen que envidiar a las del Stelvio, con unas vistas incomparables de la bahía para rematar la experiencia. Eso sí, tampoco es muy buena idea andar distrayéndose con el paisaje, casi no hay protecciones que te separen del borde del precipicio si vas en moto y de vez en cuando un vecino pasa a todo trapo en dirección contraria sin que le importe mucho que haya apenas espacio para que dos coches se crucen en la carretera. Del otro lado de la montaña, la M23 hasta Budva, en la costa, es más rápida, ancha y con unas vistas muy buenas a las montañas. No sé cómo se escriben esos artículos que hablan de ‘las mejores carreteras del mundo’ o cómo seleccionan las carreteras, pero estoy seguro de que es imposible tener en cuenta todas las carreteras del mundo. Bueno, esta es una que debería figurar en una posición alta en cualquier de esas listas, no os la perdáis si venís a Montenegro.

DCIM123GOPROEl mausoleo también vale la pena, se accede a él a por una escalera con más de 400 peldaños a través de un túnel que desemboca en el pico mismo, y contiene una estatua enorme del poeta tallada de un solo bloque de granito y un techo cubierto de oro de verdad.

DCIM123GOPRODCIM123GOPROTras un maravilloso trayecto de bajada llegamos a la ciudad de Budva, un destino turístico costero muy popular por estos lares. No entramos, pues el ‘mini Montegro que queríamos visitar quedaba algo más al sur, pero al menos desde mi punto de vista no parecía el tipo de lugar al que querría ir: grandes hoteles y bloques de apartamentos de mal gusto, y el tráfico de siempre.

Unos pocos kilómetros carretera abajo nos desviamos siguiendo una señal que indicaba ‘Sveti Stefan’, que es el nombre real de lo que habíamos visto anunciado en varias oficinas de turismo y panfletos como ‘mini Montenegro’ y nos encontramos con una calle que supuestamente era de doble sentido pero estaba tan llena de coches aparcados que era casi imposible circular por ella. Al final, ni un solo sitio donde aparcar, ni siquiera una moto, tan solo un aparcamiento privado lleno de coches de lujo donde nos dijeron que costaba 2€ por hora dejar la moto. Cansado de menear la moto con el calor asfixiante que hacía decidí que no íbamos a pasar mas de eso visitando el pueblo, especialmente con la ropa de moto puesta, así que pagamos y aparcamos.

Nada más poner un pie en el puente que conecta la playa con el pueblo oímos una voz detrás nuestro que gritaba: ‘¡Oiga, oiga, no pueden pasar, es privado!’ Me giré y me encontré con un ejemplo de manual de guardia de seguridad privado: alto, cuadrado, cabeza afeitada, gafas de sol, pinganillo, todo el lote vamos, que nos explicó en tono condescendiente que el pueblo era un hotel y que el acceso estaba reservado solo a los huéspedes. Miré el pueblo al final del puente, volví a mirar al guarda y le pregunté: ‘¿Todo el pueblo?’ ‘Todo el pueblo’, respondió en un tono que decía: ‘Saca tus sucias botas de mi puente, siervo’.

20160810062304Miramos alrededor y nos dimos cuenta de que el acceso a las playas a ambos lados también estaba controlado por guardias de seguridad, y que todo el mundo llegaba en coches de alta gama o minibuses de lujo directos al aeropuerto, vistiendo ropa y accesorios que debían costar más que mi moto. ‘Pues que jodan a los ricos’, pensé, sacamos la moto del aparcamiento y nos largamos de allí tan rápido como el tráfico nos permitió.

Ya era bien pasado el mediodía y la temperatura se estaba volviendo insoportable, así que nos dirigimos rápido hacia el interior en busca de la carretera que bordea la orilla sur del lago Skadarsko y de un lugar fresco para parar y comer. Entre el tráfico, el calor y la decepción de Sveti Stefan iba yo pensando que si oía las palabras ‘playa’ y ‘vacaciones’ en la misma frase antes de 2030, me divorciaba.

20160810080722Por suerte la carretera a lo largo del lago era muy agradable y encontramos un rincón a la sombra bajo los árboles de un pequeño memorial de la guerra donde comimos, de modo que mi humor no tardó en mejorar.

20160810083247Según el mapa esta era la segunda carretera principal al sur del lago para llegar a la frontera después de la de la costa, pero estaba lejos de parecerlo. Era poco más que una pista asfaltada, a penas lo suficientemente ancha para dos coches, que unía los pequeños pueblos del lago, y el lugar estaba en las antípodas de Budva; estábamos en el Montenegro profundo y yo lo estaba pasando en grande.

20160810080742Al girar la última curva de la carretera dejamos el lago atrás y a nuestros pies apareció Albania, a tan solo unos kilómetros montaña abajo. Esta vez no había paso fronterizo pequeño en alguna carretera secundaria y nos unimos a la carretera que venía de la costa esperando encontrar largas colas para dejar Montenegro y largas colas para entrar en Albania. Había bastantes coches, autocares y autocaravanas, pero dos cosas nos facilitaron mucho el proceso: este era, según un cartel que lucía orgulloso en la pared del edificio, el primer paso fronterizo conjunto de los Balcanes occidentales, construido con la ayuda de la UE, de modo que nos ahorramos el doble proceso de salida-entrada, y además nos indicaron que pasáramos por la entrada de peatones, donde ya había otra moto enseñando pasaportes, así que nos ahorramos la cola.

DCIM123GOPROUna vez en el otro lado, paramos a comprar un seguro para la moto, pues había leído que Albania no entra en la mayoría de pólizas Europeas, pero el chico que nos atendió en una de las muchas casetas que ofrecían seguros comprobó nuestra carta verde y nos dijo que sí teníamos cobertura. ¡Genial!

20160810105005El tráfico y la carretera hasta Shkodër no eran peores de lo que había visto en otros lugares dfe Europa del este, con carros y otros vehículos cuanto menos curiosos compartiendo la vía con los coches, buses y camiones

DCIM123GOPROEncontramos nuestro hotel, más por casualidad que gracias al GPS, y nos sorprendió ver que tenía un garaje vigilado con cámaras y una habitación que, aparte de enorme, era mucho más lujosa de lo que uno podría esperar por estos precios. Tras una ducha nos fuimos al centro a cambiar dinero, buscar una pegatina para la moto y tomar una cerveza para celebrar nuestra llegada a un nuevo país.

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