El nuevo sarcófago ya está en su posición definitiva en Chernobyl

El nuevo sarcófago, o NSC por sus siglas en inglés, ha sido completado y desplazado a su lugar.

24 años después de que Ucrania declarase la necesidad de construir una nueva estructura para sustituir el sarcófago original, construido con prisas como solución temporal para contener la radiación, y 9 años después del postergado inicio de los trabajos, la colosal estructura completó ayer su trayecto hasta su posición final.

La estructura de más de 36.000 toneladas se construyó a 180 metros del reactor numero 4 para mantener a los trabajadores alejados de la radiación, y comenzó su lento viaje hace dos semanas.

Sin embargo, el proyecto no termina aquí; aún se debe completar la construcción de dos paredes para sellar los extremos de la estructura, tras lo cual comenzarán los trabajos en su interior para demoler las estructuras del antiguo sarcófago que sean inestables.

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El negro vuelve

Casi 20.000km en 8 meses. Ese ha sido el resultado de ir al trabajo a diario, salir los fines de semana y hacer un viaje largo en verano desde que me dieron la AT a finales de marzo.

No me ha costado demasiado calcular que, a ese ritmo, le habré hecho 100.000km en cuatro años, y no me puedo permitir cambiar de moto tan rápido (aún no soy lo bastante popular en YouTube como para que BMW me regale motos…), así que he decidido que la AT se queda para fines de semana y viajes de aventura y la V-Strom vuelve a ser la herramienta de uso diario.

La moto llevaba guardada los 8 meses que he tenido la AT, y esta vez ni siquiera le desconecté la batería, pues pensaba sacarla de vez en cuando los fines de semana para mantenerla en orden de marcha, pero no había encontrado el momento. A pesar de ello, se puso en marcha nada más darle al contacto y volvió al uso intensivo hace un par de semanas.

Este fin de semana por fin tenía algo de tiempo y me he dedicado a hacerle un mantenimiento a fondo para que siga contenta. Cambio de aceite y filtro, bujías, y Metal Lube en el depósito. Puede que solo me lo parezca a mí, pero juraría que ya se la nota mucho más fina. También le lubriqué el cable de embrague con este invento que compré por 4€ y WD40.

No sabía qué esperarme del cacharro, pero me ha sorprendido gratamente: es fácil de usar y el embrague va mucho más fino ahora, cosa que se nota en el tráfico diario.

Os dejo un vídeo (no mío) que muestra cómo usarlo:

Con más de 150.000km en el marcado, ahora ya es un cuestión de curiosidad el ver hasta cuándo puede tirar esta moto con buen mantenimiento y uso diario.

Cómo llevar las motos a Marruecos

Una de las primeras cosas que nos miramos una vez teníamos las fechas y una idea general de la ruta eran las opciones que teníamos para llegar hasta Marruecos. Hay más de 1.000 km de autopista y autovía hasta el ferry que cruza el estrecho de Gibraltar, demasiado para hacer en un día.

La primera alternativa que consideramos era el ferry de Barcelona a Tánger; nos ahorraríamos una larguísima jornada, gasolina, peajes, desgaste de neumáticos… pero el ferry no sale todos los días, y la mala suerte quiso que no hubiera ferry disponible para nuestra fecha de partida prevista, el 26 de diciembre.

La segunda alternativa era poner las motos en un remolque y conducir hasta Algeciras. Nos podríamos turnar al volante para mitigar el cansancio y pagar gasolina y peajes por un solo vehículo. Parecía un buen plan, si no fuera por un par de detalles… uno: no tenemos remolque y dos: ninguno de nuestros coches tiene bola. Entonces Gerard dijo que su familia tienen un remolque en el pueblo; no uno de motos, pero al menos uno grande, quizá lo bastante para llevar tres motos trail. Como no somos de los que se desaniman fácilmente nos fuimos a la otra punta de Cataluña para verlo y probar si las motos entraban. Si era así, entonces podríamos empezar a mirar precios para poner una bola en mi coche y repartir el coste entre los cinco.

El remolque era grande, sin duda, pero no pensado para motos. Era bastante alto y no tenía rampa, así que tuvimos que improvisar. Gerard encontró un escritorio que parecía suficientemente resistente para aguantar el peso de mi moto (la más grande) y poco a poco la hice subir jugando con el gas y el embrague andando desde el lado mientras el resto vigilaba que no se cayera.

Con ella en el remolque se hizo evidente que no iba a haber manera de meter tres motos allí.

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Eso hubiera sido el final de la historia de los remolques, pero un amigo nos ofreció el suyo, que sí que era específico para motos. Con renovadas esperanzas, fui a pedir presupuestos para montar la bola en el coche, pero para desesperación mía, el coste era muy superior a lo que habíamos imaginado. No solo eso, sino que habría que sumarle el coste de homologarla en la ITV, ampliar el seguro, el papeleo, la placa de matrícula adicional… Además de todo eso, el remolque está diseñado para tres motos, pero no tan grandes (enduro, de circuito…); no teníamos la seguridad de que tres trails grandes fueran a caber. Todo eso, más el tiempo que nos iba a tomar encontrar un lugar donde dejar el coche y el remolque durante dos semanas en Algeciras y lo que podría costar, nos hizo desistir finalmente de la idea.

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También pensamos en mandar las motos como hice cuando visité el sur hace un par de años, pero el precio de mandarlas de ida y vuelta más los billetes de avión era demasiado elevado comparado con la gasolina y peajes.

Finalmente, nos dijeron que hay otra línea de ferry que une Almería con Melilla y Nador, lo que nos ahorraría unos 300km, rebajando la primera etapa a unos 800, algo más razonable. Si salimos temprano podríamos estar en Almería a media tarde, a tiempo de descansar bien y disfrutar de unas tapas antes de tomar el ferry a primera hora del día siguiente.

Los preparativos son la mitad de la diversión

Dos semanas de vacaciones en Navidad significan que se acerca otro gran viaje. Esta vez, hacia el sur por primera vez: ¡Marruecos!

No tengo excusa para no haver visitado aún Marruecos. Viviendo en Barcelona, Marruecos pone la aventura africana a poco más de un día en moto de casa, haciendo del desierto otro de los grandes destinos para los moteros europeos juntamente con el Cabo Norte, el Stelvio, la Transfagarasan, etc. Bueno, de hecho sí que tengo una excusa: solo tengo vacaciones en verano, Semana Santa y Navidades, y no puedo coger días fuera de esas épocas. Semana Santa sería el momento ideal para visitar Marruecos, pero solo tengo una semana, lo que no es suficiente para bajar hasta allí, ver algo y volver a subir. Tengo mucho más tiempo en verano, pero las temperaturas son demasiado altas, cosa que nos deja el invierno. Hará frío y no podremos ver mucho en el Atlas, pero hay muchas otras cosas que descubrir.

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Esta vez no iré solo, seremos cinco personas en tres motos.

¡Os mantendremos informados!

Ruta – On: Del Parc Natural de Sant Llorenç a la Serra de Llaers (117km)

La ruta

Como parte de la preparación del viaje de estas Navidades, esta es una salida con Nat a probar el equipo de invierno en una ruta matinal con muchas curvas y unos paisajes preciosos en esta época del año.

La ruta se inicia en Castellar del Vallés, desde donde tomamos la B-124 a través del parque natural de Sant Llorenç y la Serra de l’Obac. Estas carreteras combinan tramos con muchas curvas, un asfalto excelente y vistas magníficas, lo que juntamente con su proximidad a Barcelona y un buen número de núcleos urbanos importantes atrae a una gran cantidad de moteros y ciclistas cada fin de semana. Conviene disfrutar de esta parte de la ruta a un ritmo tranquilo para evitar sustos.

El siguiente tramo, de Calders a Moià por la N-141c es en carretera más rápida y abierta, aquí tenemos las primeras vistas a Pirineo si el día está despejado y podemos llevar un ritmo más alegre, aunque ojo, es un tramo favorito de los Mossos.

En Moià dejamos la carretera principal para encarar un tramo otra vez perdido y revirado, esta vez sin tráfico ni ciclistas, por la C-59 hasta llegar a la C-25 o Eix Transversal, que dejamos a los pocos kilómetros para tomar la C-62 hasta Sant Bartomeu del Grau, donde la ruta sigue por carreteras perdidas hasta Sant Agustí de Lluçanés. Todo este tramo se puede hacer por pistas, como hicimos en esta otra ruta, que transcurre casi paralela por unos parajes si cabe aún más bonitos.

Desde Sant Agustí la ruta baja hasta la C-17 a la altura de Sant Quirze de Besora. La prueba de frío ha sido todo un éxito, y para celebrarlo subimos hasta el Hostal de la Serra de Llaers a darnos el placer de una buena butifarra a la brasa y la especialidad de la casa, pato.

Si no se quiere desandar el camino de vuelta a Sant Quirze, la carretera, o más bien pista asfaltada, sigue hasta llegar cerca de Ripoll. También se puede tomar una pista a la izquierda a los pocos kilómetros del hostal que desemboca directamente en la C-17 (ver la ruta mencionada antes).

Mapa

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Dónde comer

El Hostal Serra de Llaers es una masía perdida en medio de la montaña, a la que se accede por unos 9km de pista asfaltada desde Santa María de Besora. Otros 9km más desembocan en la N-260a cerca de Ripoll. La carne a la brasa es excelente, y la especialidad es el pato, con unos postres caseros para rematar la comida.

Yamaha T7 Ténéré Concept

Yamaha presentó esta tan esperada moto (aunque aún es solamente un prototipo) ayer en el EICMA, y se convirtió en la noticia del día, al menos para los moteros de aventura.

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Cuando la casa de Iwata introdujo por primera vez su motor tricilíndrico de 900cc en la exitosa MT-09 mucho esperábamos que entre las otras motos que se irían desarrollando alrededor de esa base habría una trail de aventura para ocupar el hueco entre la XT660 Ténéré y la XT1200Z Super Ténéré, algo lo suficientemente potente para cubrir largas distancias con abundante equipaje e incluso pasajero, pero al mismo tiempo lo bastante ligero para poder encararse con algo más que pistas fáciles.

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Con todas las trails grandes creciendo y engordando, solo había dos motos de 800cc en ese segmento del mercado: la GS de BMW y la Tiger de Triumph. Un año más tarde, cuando Honda desveló su prototipo True Adventure, con un motor de 1000cc, se hizo obvio que Yamaha tenía que hacer algo con su motor de 900cc para llevarse un pedazo del pastel.

Sin embargo, a ellos no les debía parecer tan obvio, ya que lo que nos dieron fue la Tracer 900, una moto que era más la sucesora de la venerable TDM900 que una trail con aspiraciones offroad. Me llevé una decepción y compré una Super Ténéré de segunda mano.

Parece que ahora, por fortuna, Yamaha ha visto la luz y, después de conseguir unos envidiables beneficios con su MT-09 y Tracer, han decidido subirse al ring y presentar una trail de aventura como Dios manda.

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El prototipo T7 no usa el motor de 900cc, que al final va a resultar ser la decisión adecuada, ya que haría la moto pesada y con una entrega de potencia inadecuada para una conducción más técnica (eso es precisamente lo que no me gustó de la Triumph Tiger). En su lugar encontramos el motor de 700cc de la MT-07, otro éxito de ventas.

Al igual que hizo Honda, parece que han estado haciendo los deberes y se han estudiado las listas de reyes de los varios foros de moto de aventura que corren por internet. El prototipo de la T7 cuenta con ruedas de radios de 21 y 18 pulgadas, suspensión KYB y se le estima un peso de unos 180kg y una potencia de 74cv.

Estas dos últimas cifras aún están por confirmar, pero si el resultado final se acerca, esta moto puede ser un duro rival para la Africa Twin.

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Al igual que el prototipo de la True Adventure, la T7 deja entrever una moto en un estadio de desarrollo prácticamente terminado, de modo que no debería cambiar mucho para cuando entre en producción para 2018. Mi apuesta es que el asiento pasará a ser menos radical, el carenado frontal incorporará un faro más convencional y la instrumentación estilo Dakar dejará lugar a un cuadro normal, probablemente el que ya hemos visto en la Tracer y la segunda generación de la Super Ténéré.

El mercado se pone interesante… Te toca, BMW.

Fotos: Yamaha

Ruta – Off: Castellterçol a Orís (76km)

La ruta

Esta ruta está basada en un track de la web Moterus creado por miguel 650 con un tramo extra al principio entre Castellterçol y Collsuspina añadido por un compañero que es un todo un atlas andante del offroad. Gràcies Ricard!

A las 8:30 nos encontramos en un bar llamado Can Joan en la C-59 a la salida de Caldes. La quedada estaba prevista en el Bar Olimpo, un clásico punto de inicio de rutas tanto moteras como ciclistas, pero lo encontramos cerrado por vacaciones.Tras dar cuenta de un buen bocadillo, nos ponemos en camino.

La ruta que llevo programada en el GPS empieza en las afueras de Moià en dirección a Tona, pero Ricard propone enlazar por una pista que conoce para ir calentando motores. Al salir de Castellterçol hay un pequeño polígono industrial llamado El Vapor, desde donde la pista se inicia entre dos naves. Tras parar un instante para desconectar el ABS y el control de tracción, dos de los compañeros desaparecen tras una nube de polvo. Se nota que había ganas de tierra… Yo no he hecho nunca enduro ni salidas a complicarme la vida, por lo general me meto en pistas cuando me las encuentro, pero desde que cambié de moto he decidido exprimir un poco más las posibilidades de esta nueva máquina que, dicho sea de paso, son muy superiores a mis habilidades. Sin embargo, el grupo con el que he salido hoy tiene una extensa experiencia fuera del asfalto, así que esto va a ser un curso acelerado para mí.

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La pista une Castellterçol y Collsuspina a través de campos y es bastante llana y sin dificultad, de hecho es accesible a turismos sin problemas. Una vez allí salimos al asfalto y nos dirigimos hacia el oeste unos 5 kilómetros hasta llegar al inicio del recorrido que llevo en el GPS, justo a las afueras de Moià. El primer tramo de la ruta es una pista ascendente por dentro del bosque, que tras algunas curvas cerradas se abre a tramos más rápidos, siempre con el firme en muy buen estado y con buena visibilidad, que permiten un ritmo alegre. Al cabo de unos pocos kilómetros, sin embargo, nos vemos obligados a bajar un poco la marcha al encontrarnos con señales que indican lo que parece ser un evento de BTT, y efectivamente, más adelante empezamos a encontrar bicicletas que llegan de frente. Hacemos el tramo compartido con precaución, y tras una parada para admirar el paisaje, dejamos atrás el recorrido de las BTT y volvemos a disfrutar de las pista casi para nosotros solos hasta que va a morir en la carretera BV-4316 justo encima de unos túneles de la C-25.

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Tras cruzar la carretera, otro corto tramo de pista nos lleva hasta la carretera C-62. Parece que vamos a tener que hacer un tramo de asfalto, pero descubrimos que hay una pista de servicio que transcurra paralela a la carretera, cruzándola de vez en cuando, que nos permite seguir por lo marrón hasta la B-433, donde la ruta nos mete ya inevitablemente en asfalto hasta Sant Bartomeu del Grau.

Desde aquí empieza el tramo más aislado de la ruta, un pista ya más estrecha y revirada por dentro el bosque, donde ya estamos disfrutando de lo lindo. Al llegar a curva muy cerrada antes de que la pista empiece a perder desnivel, encontramos junto una antigua caseta de transformador eléctrico y una balsa de extinción de incendios un mirador que da a la Riera de Sorreig, desde donde disfrutamos de unas vistas fantásticas.

El camino baja a continuación hasta una laguna y luego asciende un poco y a medida que el bosque se va haciendo menos denso encontramos alguna masía aquí y allí. Justo al pasar por delante de una de ellas, en una curva cerrada y en bajada, la rueda de delante me patina y me voy al suelo. Debía ir a unos 30 o 40 kilómetros por hora y afortunadamente no he hago daño, pero ha sido una caída totalmente inesperada. Al levantar la moto y comprobar posibles daños vemos que las defensas se han movido y han llegado a tocar el carenado, pero un buen estirón entre tres las vuelve a poner en su sitio y no hay nada roto en la moto; intermitente, retrovisor, maneta de freno… todo correcto. Al examinar la moto con más detalle vemos que el golpe se ha repartido entre las defensas de motor primero, y las de carenado, cubrepuños y estribera del acompañante después. Buena cosa llevar protecciones.

La pista sigue, más llana y agradable, hasta desembocar en Sant Boi de Lluçanès, donde hacemos un cortísimo tramo de la BV-4608 antes de tomar una pista a la izquierda y adentrarnos de nuevo en el bosque. Al cabo de poco nos desviamos unos kilómetros de la ruta por una pista que sube hasta la ermita de Sant Salvador de Bellver, que cuenta con un monasterio habitado.

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El rodeo vale la pena, las vistas desde la ermita son espectaculares, en un día claro como hoy se puede ver hasta muy lejos desde aquí.

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Nos quedamos un rato a disfrutar de ellas, charlar y bromear, hasta que nos damos cuenta de que justo detrás nuestro, los monjes están dentro de la ermita, sentados en círculo y meditando, así que decidimos seguir con lo nuestro y no fastidiarles más el karma.

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Tras deshacer el camino hasta la pista, reprendemos la ruta, que tras un largo rodeo pasa por debajo de la colina donde estaba la ermita y va descendiendo en uno de los mejores tramos de la mañana. La confianza que había perdido en el neumático delantero va regresando poco a poco y voy aumentando el ritmo y disfrutando de este tramo final antes de llegar a Orís, donde la ruta termina.

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Desde aquí se toma ya la C-17 para volver a casa, pero en nuestro caso Ricard sugiere un buen sitio para ir a comer y alargar la ruta un poco más esta vez por asfalto: subimos por la C-17 hasta Sant Quirze de Besora, donde nos desviamos hasta Santa Maria de Besora y luego nos metemos por una carretera que es poco más que una estrecha pista asfaltada hasta llegar al Hostal La Serra de Llaers, una masía en medio de la nada donde celebramos el final de la salida con unas butifarras a la brasa y una ensalada de dimensiones colosales. La pista asfaltada sigue pasada la masía, pero para evitar subir hasta la N-260a tomamos una pista, el último tramo de tierra, que empalma con la C-17 un poco más debajo de Ripoll.

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Qué ver

Esta es una ruta offroad (aparte de los tramos de conexión por carretera), de modo que lo más interesante es el paisaje en sí. Sin embargo, vale la pena desviarse para visitar la ermita y monasterio de Sant Salvador de Bellver, cuyos orígenes datan del año 1100. Abandonado durante el siglo XX hasta quedar en estado de ruinas, en la actualidad ha sido ocupado por una comunidad que ha restaurado y ampliado el conjunto. Desde su privilegiado emplazamiento se pueden contemplar unas magníficas vistas que abarcan la Plana de Vic, el Montseny, Montserrat y hasta Pirineos.

Dónde comer

Al inicio de la ruta, el bar-restaurante Olimpo, en la C-59 al salir de Caldes es un punto de encuentro clásico de moteros y ciclistas para desayunar antes de ponerse en camino. Al terminar la ruta a mediodía, y si estamos dispuestos a añadir unos kilómetros (unos 30), la cocina a la brasa en el Hostal de la Serra de Llaers es excelente.