Epílogo

Casi una semana más tarde, volví al hospital a que me diesen el veredicto final sobre el pie. Me habían dicho que estaba al límite entre necesitar una operación o no, pero finalmente parecía que el hueso que tenía la peor fractura no se había desplazado, así que me dieron buenas noticias: no hacía falta operar. Bastaba con llevar el yeso y volver al cabo de tres semanas a hacer otra revisión.

Entretanto tenía tiempo de sobra para mirar mucho Netflix (Dark y Mindhunter) y YouTube (Lyndon Poskitt es mi nuevo héroe), y también para reflexionar sobre las conclusiones de mi viaje.

¿Estoy decepcionado de no haber podido ver Tajikistan y las montañas Pamir? La verdad es que no; Kyrgyzstan era un país increíble y todo lo que vi y viví allí fue más que suficiente para tener recuerdos felices que van a durar mucho tiempo. Pienso en este viaje no como un fracaso, si no como una oportunidad para aprender algunas lecciones.

Llevo tiempo haciendo off-road con la Africa Twin y es una moto fantástica siempre y cuando las cosas no se compliquen demasiado, pero pesa demasiado para meterse en cosas más técnicas con el nivel que tengo yo, especialmente cuando uno va cargado con todo lo que hace falta en un viaje así. Incluso sin el accidente, nos habríamos perdido algunas de las mejores rutas que esos países ofrecen porque no osamos meter motos así en según que lugares.

Quiero volver y hacer el paso de Tossor, el valle del Bartang y muchas otras rutas, pero sin duda lo haré en una moto más ligera. No sé cuándo será, pero os mantendré al día. Entretanto, hay mucho para escribir por aquí: mi Africa Twin aún tiene que volver a Barcelona, la tendré que desmontar para estudiar los desperfectos, repararla dentro de un presupuesto razonable y decidir qué hago con ella y con mi XSR700, aún tengo que contar la historia del fallecimiento de la moto que empezó este blog, mi V-Strom, y habrá muchas otras rutas de las que hablar. ¡Estad atentos a este espacio!

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