Visado ruso y el consulado ruso

He leído mucho sobre la burocracia rusa en todos los foros de viajes de aventura que he visitado, así que cuando empecé a buscar información sobre el tipo de visado que necesitaré para entrar varias veces en Rusia en moto, sin fechas exactas, de entrada ni salida, reservas de hotel, ni cartas de invitación, ya me esperaba cierto grado de dificultad.

Tras haber leído sobre los distintos tipos de visados y empresas que se dedican a hacer todos los trámites, decidí hacerlo por mi cuenta para ahorrarme unos cuantos euros, así que fui al consulado de Rusia en Barcelona.

Como se puede esperar de un país así, el consulado no es una oficina en el segundo piso de un bloque en el centro, sino una imponente mansión en la parte alta de la ciudad. Su página web advierte claramente de que es imposible visitarla sin una cita previa, así que me conecté e introduje toda la información necesaria para concertar una. Resultó que el sistema es tan inflexible como Rusia, y la única opción disponible en el listado de razones para visitar el consulado es «visados». Imagino que hay que ser alguien importante y conocer a las personas adecuadas para poder visitar el consulado por otras razones. Conseguí hora para un jueves por la mañana y cuando llegó el día, fui hacia allí con la esperanza de conseguir información sobre tipo de visado que necesitaba exactamente para este tipo de viaje y si la persona que me atendía era simpática, quizás también información sobre pasos fronterizos, estado de las carreteras, etc. ¡Nada más lejos de la realidad!

La entrada al patio delantero del edificio consistía en una jaula con dos puertas, con cámaras de seguridad, un interfono y un guardia de seguridad corpulento. El guardia estaba dejando salir a alguien y rápidamente cerró la puerta detrás suyo cuando me vió acercarme. Cuando llegué a la primera puerta barboteó algo en ruso y le dije que tenía hora (en español, naturalmente, mi ruso es inexistente y si está destinado al consulado en Barcelona, doy por hecho que entiende el idioma local…) a lo que respondió «¿nombre?» Le di mi nombre y DNI y comprobó una lista impresa que llevaba en una carpeta. Asintió y presionó un botón que me dejó entrar por la primera puerta hacia dentro de la jaula. Tuve que esperar a que se cerrase la primera puerta y entonces alguien abrió la segunda puerta desde algún otro lugar. El guarda señaló la entrada principal de la mansión y dijo «izquierda».

El arco de la entrada daba a un recibidor amplio, donde había gente sentada, aparentemente esperando que les llamasen. La puerta que llevaba del recibidor al interior del edificio estaba abierta y ví fugazmente gente sentada en escritorios y hombres de traje yendo y viniendo. Me estaba preguntando si ellos también habrían tenido que pedir cita a través de la página web y cómo se las habrían apañado para que el menú les diese alguna otra opción aparte de «visados» cuando la voz del guarda de seguridad diciendo «izquierda» otra vez me devolvió a la realidad. Estaba detrás mío, señalando una puerta más pequeña a la izquierda del recibidor. Entré y encontré una sala pequeña con un par de mesas para rellenar formularios y una ventanilla a la derecha. Era evidente que el resto de la mansión no era territorio accesible a los meros mortales.

No había nadie haciendo cola en la ventanilla, así que me acerqué. Detrás de un cristal antibalas había un funcionario soviético con pinta de aburrido sellando papeles. Levantó la vista, me vió y me dijo «¿papeles?» Empecé a explicarle mi historia: de viaje en moto, entrando varias veces en el país, sin invitación, bla, bla… y creo que lo desbordó la cantidad de palabras que estaba malgastando; todo el mundo con quien había tenido contacto en el edificio de momento parecía usar solo una palabra cada vez que abrían la boca. Dijo «allí te informarán» y señaló detrás de mí. Me giré esperando encontrar una joven rusa sonriente detrás de un mostrador de información, pero no había nadie mas en la sala. Le miré y señaló de nuevo. Esta vez me dí cuenta que estaba señalando un tablón de anuncios colgado en la pared donde había un póster que anunciaba una empresa llamada Central de Visados Rusos que tramitaba visados. Había visto otras empresas online, y algunas personas me habían recomendado Real Russia, pero quería evitar pagar  una empresa si podía hacer el papeleo yo mismo. Sin embargo, estaba claro que aquello era toda la información que iba a conseguir en el consulado, y las oficinas de la empresa estaban cerca de casa, así que decidí ir y ver si podían aclararme un poco cómo conseguir el visado que necesitaba.

A la salida no había ningún guarda de seguridad, así que fui hasta la primera puerta y pulsé el botón del interfono. Alguien ladró unas pocas palabras en ruso y yo contesté «quiero salir». La puerta vibró y se abrió y entré en la jaula. Una vez la primera puerta se hubo cerrado, la segunda vibró. La empujé pero no se abría. Esperé que la volvieran a abrir, pero se negaba a moverse. No había nadie en el patio y estaba atrapado entre las puertas. Genial. Pulsé el botón del interfono y pedí otra vez que me dejasen salir. La misma voz gritó algo en ruso y volvió a abrir la puerta, pero no había manera de que se abriese, por mas que empujase con todas mis fuerzas. Empezaba a sentirme un poco idiota atrapado entre las puertas cuando una mujer subió por la calle hasta la puerta, dijo algo en ruso al interfono y la puerta volvió a vibrar. Tiró de ella y la abrió sin ningún esfuerzo desde el exterior, y yo aproveché para escabullirme de tan encantador lugar.

Encontré la joven rusa sonriente que esperaba en la empresa de gestión de visados. Escuchó lo que quería hacer y me explicó que el único visado multientrada para Rusia es el de negocios, el de turismo solo permite entrar al país dos veces en un mes, mientras que uno de negocios permite múltiples entradas en un período de seis meses. Me dijo que no importaba que no fuese allí por motivos laborales, solamente necesitaba una carta de invitación de una empresa rusa para obtener el visado. Cuando le pregunté cómo iba a conseguir una sin contactos, sonrió, me dio un formulario y me dijo «las hacemos nosotros por 50€».

Empezaba a estar claro que no iba a conseguir llevar a cabo la gestión del visado yo solo, y encima eran la única empresa que el consulado ruso en Barcelona tenía oficialmente aprobada para llevar solicitudes de visados, y aún me quedaba tramitar los de Kazakstán y Mongolia, así que decidí ahorrar tiempo y pagar por el servicio.

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Después de hacerme fotos, contratar un seguro de viaje en una de las compañías de seguros aprobada por el consulado, rellenar una solicitud de carta de invitación y un formulario descargado de su pagina web, asegurarme de que mi pasaporte no caduca en los siguientes seis meses y de que tiene al menos dos paginas en blanco consecutivas, entregué por fin los papeles esta semana, y espero tener un visado multientrada para Rusia para el martes de la semana que viene.

El Consulado de Kazakstán en Barcelona existe!

Hace un mes empecé a reunir información sobre los visados y todo el papeleo necesario y visité los consulados en Barcelona. Necesito visados para Rusia, Kazakstán y Mongolia. Encontré toda la información que necesitaba en los consulados de Rusia y Mongolia (mas información sobre el tema en otro post), pero encontré el consulado de Kazakstán cerrado las tres veces que fui a visitarlo, fuese cual fuese el dia y la hora.

Por surte, hoy ha sido un día muy productivo y he encontrado un número de teléfono de contacto del consulado. He llamado esta mañana y, efectivamente, están en Barcelona, pero solo reciben visitas concertadas previamente. Emiten visados, pero lo hacen a través del consulado de Madrid, y cobran 120€ por el servicio. Si llevo los documentos a Madrid yo mismo solo costaría 35€, así que aprovecharé que mi hermana vive allí y tengo amigos que van y vienen entre Barcelona y Madrid a menudo e intentaré hacerlo por mi cuenta.

Entretanto, he descargado estos formularios con una pinta muy oficial:

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