Un país de visto y no visto

Día 55 – Domingo 18 de Agosto – De Cracovia a Budapest (393km)

Pobre Eslovaquia. Es un país precioso, con algunas de las mejores carreteras y vistas que he encontrado en el viaje, pero solo le tocan unas pocas líneas y cuatro fotos que no le hacen nada de justicia.

Nuestra siguiente parada era Budapest, lo que significaba que íbamos a cruzar Eslovaquia de norte a sur para llegar allí, pero no íbamos a pasar una noche en el país, así que todo lo que vimos fue la carretera. Nos dejó muy buena impresión, el recorrido era muy agradable y casi no había tráfico, así que lo pasamos genial en el trayecto.

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Además, me gustaría felicitar al conductor de un Suzuki Gran Vitara por su excelente comportamiento al volante. Iba a decir “el 99,9% de conductores…” y la mayoría de gente que me conoce pensará que estoy exagerando, como normalmente hago, pero si tenéis en cuenta que llevo 15 años conduciendo y solo me he encontrado con dos conductores que hagan esto, quizá incluso 99,9% es una cifra baja. Bueno, el 99.9% de los conductores puede ir rápido en línea recta, cualquier idiota puede conducir un coche moderno rápido en línea recta, basta con pisar el acelerador y el coche corre, no tiene más. Sin embargo, en el momento en que ven que se acerca una curva, reducen la velocidad hasta un irritante paseo, aparentemente temerosos de que sus Audis de 60,000€ equipados con todas las letras del alfabeto en materia de sistemas de seguridad decidan de repente lanzarse a la cuneta y mandarlos a ellos y a sus familias a través de las puertas del infierno envueltos en llamas. Son la gente más desquiciante que puedes encontrar en la carretera, ya que no te queda otro remedio que esperar detrás suyo y sufrir su ineptitud, pero en el momento en que la carretera vuelve a ser recta y podrías tener la oportunidad de adelantarlos, la limitada parte de su cerebro que controla su pie derecho hace la conexión “línea recta – seguro” y pisan el pedal a fondo, desapareciendo hasta que encuentran la siguiente curva. Existe, sin embargo, un tipo de conductor extremadamente difícil de encontrar, que es consciente de que hay otra gente usando la carretera, gente que pueden querer ir más rápido que ellos en las curvas, y que intenta causar las mínimas molestias posibles. Este tipo de conductor tomará las curvas a una velocidad razonable para interferir lo mínimo con los demás usuarios de la vía pública, pero en cuanto llegue a una recta, adecuará la velocidad para permitir adelantarle. Desde aquí quiero felicitar a quien quiera que condujese aquel Suzuki, y decir que si hubiese más conductores así, las carreteras serían un lugar mejor.

Paramos unas cuantas veces en Eslovaquia a por gasolina, para comer, a por un helado, la obligada pegatina, etc. y llegamos a Budapest a última hora de la tarde. Volvimos a ese maravilloso lugar que es BikerCamp, y antes de montar la tienda o ni tan solo pensar en hacer algo de compra para cenar, me di una ducha y nos sentamos a hablar con unos moteros italianos y tomar unas cervezas.

Desafortunadamente, esto supuso que para cuando nos acordamos de la compra, el súper había cerrado ya, y tuvimos que ir a uno de esos badulaques 24h que siempre parecen tener unos cuantos individuos sospechosos en la puerta bebiendo cerveza también las 24h. Una vez llena la cesta de la compra fuimos a pagar y nos dijeron que no aceptaban tarjetas, y no teníamos moneda del país, así que tuvimos que dejar la comida allí e ir a buscar un cajero y volver, todo con el estómago vacío y cinco cervezas afectando nuestra capacidad de raciocinio.

Al final conseguimos preparar una cena que nos repuso las energías (bacon, mucho bacon), y luego volvimos a la cerveza y la conversación interesante.