Tras un mes de julio inusualmente ocupado en el trabajo, las vacaciones por fin habían llegado y me encontré con dos semanas para mí solo antes de que mi pareja empezara las suyas. No había tenido tiempo de planear nada, pero tenía una vaga idea rondándome por la cabeza acerca de un proyecto que hacía tiempo que quería llevar a cabo; una especie de recorrido y documental sobre una línea de tren jamás terminada en el sur de Aragón que había estado explorando. Pensé que tenía suficiente tiempo para hacer algo con ello ahora, pero dos cosas me frenaron: una, no había podido encontrar a alguien que me ayudase y, dos, la ola de calor que se había cernido sobe todo el sur de Europa con toda probabilidad habría convertido una zona ya cálida de por si en un infierno. No era la mejor época para ir a recorrer vías abandonadas, parecía.
Decidí dejar el tema aparcado por el momento y buscar un destino más fresco. Los Pirineos eran tentadores, pero es un lugar al que puedo acercarme cualquier fin de semana y ya los había recorrido de costa a costa, así que decidí ir más al norte: los Alpes.
Busqué una ruta interesante que pudiera hacer en una semana y poco y descubrí la Route des Grandes Alpes, una ruta que atraviesa todos los puertos de montaña en los Alpes franceses desde el lago Leman hasta la Riviera Francesa. También quería hacer algo de rutas por pistas, pero vi que la mayoría estaban cerradas al tráfico con la excepción de unas pocas rutas míticas en la zona de Briançon, así que quedó decidido: haría la ruta con el añadido de unos días de salidas offroad para hacer las cosas un poco más interesantes.