Sentimientos contradictorios

Día 29 – Viernes 26 de agosto – de Vergina hasta Atenas (485km)

Tenia un buen trecho hasta Atenas hoy y estaba decidido a evitar la autopista, donde se concentraba la mayor parte del tráfico (y de conductores lunáticos) y ver algo de paisajes agradables lejos de polígonos industriales, fábricas, chatarrerías y la grima general que rodea las grandes poblaciones, de modo que planeé una ruta que me llevara los más cerca posible a monte Olimpo sin desviarme de mi destino final y luego hacia el sur vía Larisa, Farsala, Lama, Thiva y, al final de todo, un tramo de autopista durante los kilómetros finales hasta Atenas.

Las malas primera impresiones que había tenido el día anterior no tardaron en desaparecer; llené el depósito en la primera gasolinera que encontré al salir de Vergina (la que el GPS situaba delante de la pensión existía, pero estaba abandonada) y tuve una corta charla, principalmente a base de gestos, con las señora de la gasolinera sobre las pegatinas de distintos países en la moto. Durante la mayor parte del día las carreteras eran muy agradables, con poco tráfico, adentrándose en las montañas, bajando hasta las llanuras y atravesando campos. Las únicas excepciones era, como me esperaba, las pocas poblaciones grandes que tuve que cruzar, pero incluso eso fue mejor de lo esperado, ya que eran más pequeñas de lo que me temía y el tráfico no era muy denso.

20160826071249_1El tiempo también había acompañado durante casi todo el camino, pero al final no pude escaparme del viento, que apareció a unos 150km de Atenas y fue tan molesto que, combinado con la fatiga de un largo día en la moto, terminó por darme dolor de cabeza. Hice un última parada para tomar un Ibuprofeno y me adentré en Atenas, temeroso de lo que me iba a encontrar.

Era con diferencia la ciudad más grande del viaje, el hotel que había encontrado estaba justo al norte del centro, y tenía mucho números de encontrarme con lo peor del tráfico de inicio del fin de semana.

La autopista se convirtió en una carretera de circunvalación que dejé al cabo de poco siguiendo las indicaciones del GPS y no tardé más de unos pocos semáforos en llegar al hotel. En resumidas cuentas, una entrada fácil y sin incidentes, cosa que agradecí. Me sorprendió ver la cantidad de motos grandes que había en la ciudad, sobretodo Suzuki V-Strom y Yamaha TDM 900, esta última rara de ver en España, y la cantidad de gente que iba sin casco. ¿Acaso no era obligatorio?

En el hotel de dijeron que aparcase la moto directamente en frente de las escaleras de la puerta principal, desde donde el recepcionista, que estaba de guardia 24h, pudiera verla, e insistieron en que no dejara nada en ella.

Aún me quedaba tiempo al final del día tras haberme instalado en la habitación, así que decidí salir a explorar el barrio y conseguir información para el día siguiente. MI hermana y su marido llegaban muy temprano por la mañana con un vuelo nocturno desde Madrid, pero no nos alojábamos en el hotel donde me encontraba yo ahora, cuando reservamos el nuestro no tenían habitación para mi el viernes, así que me tuve que buscar éste. El del sábado estaba a tan solo unas calles, así que me acerqué a preguntar si podía dejar mis cosas allí a las 7:00 de la mañana siguiente y si había algún sitio para guardar la moto.

20160826123845_1Anduve toda la calle de ida y vuelta y no fui capaz de dar con el bed and breakfast… no era un calle larga, quizá siete u ocho manzanas pequeñas, y no me había apuntado el número exacto, un error, lo sé, pero esperaba encontrar algún cartel fácilmente visible en el edificio. Resultó que no había más que una hoja de papel impresa y plastificada pegada a la pared al lado del portal, y solo la vi porque había un tipo con maleta y mochila delante esperando a que loe abrieran la puerta. Había un timbre en el letrero, y tras pulsarlo varias veces vino el propietario, pero no de dentro del edificio, sino andando calle arriba. Parece que tenían dos pisos separados y el timbre era inalámbrico y sonaba en el otro, el tipo que se estaba esperando me dijo que había leído que supuestamente teníamos que llamar una vez y esperar unos minutos. El chico del B&B dijo que no había problema en cuanto a la mañana siguiente, y me indicó un párquing a la vuelta de la esquina donde se quedarían la moto por 5 euros al día. Por lo que había visto hasta el momento en la calle, era un precio que estaba más que dispuesto a pagar por tener la moto en un lugar seguro.

20160826125047_1Lo poco que había visto intentando encontrar el B&B y lo que vi luego cuando me di un paseo hasta la estación de tren para encontrar información sobre pases de bus y metro me chocó bastante. Esto no era lo que me esperaba encontrar en el centro de una capital de la UE: las calles estaban muy sucias, los árboles no se habían podado desde quién sabe cuándo, tenía que andar agachándome para evitar las ramas, las plantas y césped en las jardineras de los espacios públicos estaban muertas o crecían sin control, había cajas de conexiones del alumbrado público con las puertas colgando, un número alarmante de comercios tenían los aparadores cubiertos con tablones o rejas o simplemente estaban abandonados, cubiertos en grafiti o con las lunas rotas, había edificios enteros vacíos y en estado de ruina, coches abandonados en la calle… era como si hubieran dejado de cuidarse de la ciudad hacía mucho tiempo.

20160826125727_1Con toda la info que necesitaba para el día siguiente, volví al hotel, escribí un rato y me fui temprano a la cama, el sábado iba a empezar muy temprano e iba a ser un día largo ye tenía muchas ganas de encontrarme con mi hermana y su marido y de visitar la Acrópolis.

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