¡El mas difícil ya esta! De hecho, ha sido mucho mas fácil de lo que me esperaba; evidentemente pagar ayuda… Se suponía que este iba a ser complicado, ya que necesitaba un visado multientrada de negocios, lo que significaba que me tenía que invitar una empresa rusa, pero bastó con pagar por una carta de invitación y tramitar toda la documentación mediante la Central de Visados Rusos, en Barcelona, y ellos se ocuparon de todo el proceso sin ningún problema. ¡En diez días tenía visado! Ahora puedo entrar y salir de Rusia tantas veces como quiera desde julio hasta diciembre.
Ya que me habían devuelto el pasaporte y aun me quedaba una hora antes de ir a trabajar, decidí empezar los trámites para conseguir el visado para Mongolia. El consulado de Mongolia no cae lejos de las oficinas donde recogí el visado ruso, así que cogí la moto y fui para allí.
El consulado está al final de la calle Rocafort, cerca del Paralelo, y el lugar no podría ser mas diferente de la mansión en la Avenida Pearson.
Un portal oscuro y húmedo en la planta baja de una finca típica del Eixample lleva hasta un patio interior donde hay unas cuantas casas pequeñas entre las que se encuentra el consulado.
La chica en la oficina era mucho, mucho mas simpática que el personal del consulado ruso, y después de examinar la documentación que llevé, me dijo que no habría problema para emitir un visado de turista, pero que aún era demasiado temprano, ya que no llegaría a la frontera hasta finales de julio o principios de agosto, de modo que me aconsejó que solicitase los demás visados que necesito y que volviese mas tarde.
¡A por el visado de Kazakstán pues!